Un mes es lo que queda para que todas las miradas se tornen
sobre nosotras, las mujeres. Durante un día nos sentimos fuertes y
arropadas, y libres para decir todo eso que nos ha molestado durante
todo el año. Pero el 8 de marzo pasa, y volvemos a nuestra rutina de
micro y macro machismos en todos los ámbitos. Pero no quiero tirar por
ahí porque necesitaría un par de Ikusmiras más; me centraré en esa
huelga de mujeres* que han organizado.
Algunas compañeras de GARA hemos estado hablando sobre cómo podríamos
suscribirla, porque ganas no nos faltan. Resulta que para nosotras es
un día festivo, dado que seguimos el calendario de Udalbiltza. Eso
supone que la plantilla será reducida ese día. Un compañero, al que le
corresponde fiesta, nos dijo que él no iba a venir a trabajar para
suplirnos pues eso sería actuar como un esquirol. Estoy de acuerdo, pero
no se me ocurre una forma en que las mujeres hagamos huelga sin dejar
la redacción «en pelotas». Y justamente ese es el objetivo de la huelga:
evidenciar la importante labor realizada por nosotras, también en casa y
en la calle.
Voy más allá. La huelga se plantea como paros de 11.00 a 15.00 y de
18.00 a 22.00. Bien, podríamos cubrir el seguimiento de la huelga de
15.00 a 18.00. Pero, ¿acaso eso no implicaría estar pendientes de todo, y
por lo tanto trabajando, las horas previas? ¿Y si esta vez es un hombre
el que escribe sobre las protestas del 8M? Es una decisión que debemos
tomar nosotras, las mujeres, pero siento que necesitamos la aceptación
de nuestros compañeros hombres, no vayamos a fastidiarles. Y eso me
fastidia a mí.
Publicado en Gara