Soy de la opinión de que cuando una persona muere joven se hace inmortal. Creo que ya lo dejé reflejado cuando escribí sobre Jim Morrison o Marilyn Monroe. Amy Winehouse (que apropiado apellido) ha entrado a formar parte del grupo del músico alocado más que del de la diva, pero igualmente creo que se hará más famosa ahora que ya no está.
Personalmente, esta chica no era de mi agrado y creo que la noticia que nos llegó el 23 de julio era bastante predecible. Lo que me chocó más fue que tuviera 27 años, al igual que el cantante de The Doors, Jimi Hendrix, Janis Joplin y Kurt Cobain. Es como si inconscientemente quisiera formar parte de ese selecto "club de los 27" en el que sus miembros de honor no pasan de moda y que con el tiempo se vuelven más queridos. Ese grupo de músicos míticos que juguetearon con las drogas echando a perder todo lo que habían conseguido. Y por eso es que esta chica no era de mi agrado.
Una artista, que creo que lo era porque tenía una voz muy bonita, no debería tratar con tan poco respeto a sus seguidores tambaleándose en sus tacones, sin poder llevar el ritmo, bebiendo alcohol en pleno concierto o sacándose cosas extrañas de su moño. Por eso no ha sorprendido a nadie su muerte, a pesar de que tras los abucheos que recibió en su último concierto en Belgrado por su evidente estado ¿ebrio? anunciara que suspendía su gira europea para recuperarse. Pero es lo que tiene el vivir rápido, que llega un momento en el que el cuerpo grita «ya basta» y decide descansar. Lo del bonito cadáver… en fin, que yo pensaba que tenía unos cuantos más de 27 años.
Que conste que no me meto con ella como cantante, critico su forma de vivir. Es verdad que yo sólo conozco una sola canción suya (nooo, nooo, nooo), y que seguro que tiene muchísimas muy buenas que sus fans apreciarán, y lamentarán que haya muerto tan pronto sin que haya tenido tiempo de hacer más grandiosas canciones. Pero mirándolo por "el lado bueno", Amy Winehouse podría haber pasado de moda y convertirse en un icono carroza de una época. En cambio nos ha quedado esa imagen de faldas cortas y escotes pronunciados, taconazos, rabillo de ojo infinito, brazos tatuados y moño negro hasta el techo. Esa imagen perdurará para siempre, sus otras canciones se harán famosas y pronto será un mito; dentro de unas cuantas décadas se seguirán cantando sus temas y surgirán nuevas generaciones de seguidores que verán los vídeos de youtube una y otra vez, le llevarán botellas de vodka a su tumba por su cumpleaños y lamentarán no haber vivido en nuestra época para aplaudirla en ese último concierto en Belgrado, porque no entenderán por qué la abuchearon. A un mito se le perdona todo.