A veces no se si me encanta el café o lo odio. Me gusta el buen café pero odio el aguado. Por recomendación de una amiga estuve a punto de cometer un grandísimo error ecológico: Comprarme una maquina Nespresso. Un delicioso café siempre que quieras, en casa, en un momento, y de la misma calidad que el de los bares. Puedes preparartelo del tipo que quieras y siempre saldrá bueno. Desayunar así todos los días es un lujo que casi todos nos podemos permitir, porque el verano pasado por lo menos, vendían sus cafeteras con una promoción en la que después te devolvían 50 euros, y teniendo en cuenta que sus máquinas más baratas cuestan 100 euros, era un chollo. Las cápsulas se compran en las cada vez más habituales tiendas de la marca por 30 céntimos cada una, más barato que el café pésimo de las maquinas que hay en las oficinas. Entonces, ¿cual es el problema?
¿Sabéis qué? que me quedo con mi cafetera de filtro reutilizable, que no hace un café tan bueno, pero, ¿para qué están las cafeterías? Ya me siento lo suficientemente mal cuando me pido un café en una de esas cafeterías "take away" y luego no encuentro ningún contenedor amarillo.
1 comentario:
El cafe es mi mas querido vicio, y comprar uno es un pequeño lujo que me doy cada lunes principio de semana. Lo bueno es que estoy a favor de la ecologia y siempre deposito la basura en su lugar, pero lo de esas maquinas no lo sabia...
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