Llega la Navidad y las niñas y niños empiezan a pedir regalos. Se ponen a pensar qué quieren y abren ese catálogo del Carrefour. Y se encuentran con bicicletas rosas para niña, y rojas para niño. Con muñecos voladores: hadas delicadas para niña, bichos rudos para niño. Fotografías de niñas jugando con muñecas (les dan de comer, les cambian los pañales y bla bla bla. Juegan a ser mamás). Los niños aparecen jugando a Hot Wheels y esas cosas.
Luego las madres y padres y demás regaladores te dicen, «es que a mi hija le gustan las muñecas / es que a mi hijo le gustan los balones», «es que mi hija es muy niña / es que mi hijo es muy niño». Como odio esa última frase… porque tiene esa connotación de que las niñas tienen que estar sentaditas y calladitas y los niños gritando y dandose golpes. Y si es al contrario, «jo es que esa niña es una marimacho / ese niño es un poco afeminado». A la mierda todo.
Es difícil cambiar lo que nos venden, pero no se lo vendamos nosotros a nuestros peques. Ya nos lo vendieron a nosotros, sin querer, y aun hoy, a mis 29, sigo luchando para que no se me trate diferente. Y cuando abro la boca siempre está el típico gracioso que salta con eso de «eres una feminazi» con un tono burlón. Y es que estoy harta de decir que no porque sea mujer me gusta ir a comprar muebles con mi madre y mi suegra mientras «dejale a él que no venga, que los chicos no entienden». Ya vale, chicos, no os hartáis de que os llamen inútiles? Porque a mí me molestaría… igual que cuando se lamentan de que mi sobrina se suba a todos los bancos y enseñe sus bragas cuando lleva vestido. Solo faltaba que su forma de vestir limite su forma de jugar!!!!
Pero a lo que iba. Los juguetes. Regalemos igualdad. Cuesta un poco taparles los ojos a los peques cuando salen los anuncios en la tele, pero quiero pensar que nuestras acciones también les influyen. Por eso estoy tan contenta de que el día en que mi sobrina pidió una cocina a Olentzero, este mismo Olentzero regaló otra cocina al niño de mi amiga. Y este niño juega con coches igual que juega con una fregona en miniatura (que por cierto, un día me dijo que era su juguete preferido). Así que sabiendo que llegará el día en el que mi sobri quiera una Barbie y yo muy gustosamente se la regalaré (miraré a ver cual es menos mujer objeto de todas), ahora que todavía tiene la mente limpia, permitidme que le regale cosas no sexualizadas. Ya le ha caído un castillo-carpa para que sea el refugio de su imaginación, un juego de dibujar y unos legos. Aplaudo la cocina también, porque Olentzero se cuidó mucho que traerle una cocina en condiciones, no llena de florecillas rosas, que también las hay.
Luego las madres y padres y demás regaladores te dicen, «es que a mi hija le gustan las muñecas / es que a mi hijo le gustan los balones», «es que mi hija es muy niña / es que mi hijo es muy niño». Como odio esa última frase… porque tiene esa connotación de que las niñas tienen que estar sentaditas y calladitas y los niños gritando y dandose golpes. Y si es al contrario, «jo es que esa niña es una marimacho / ese niño es un poco afeminado». A la mierda todo.
Es difícil cambiar lo que nos venden, pero no se lo vendamos nosotros a nuestros peques. Ya nos lo vendieron a nosotros, sin querer, y aun hoy, a mis 29, sigo luchando para que no se me trate diferente. Y cuando abro la boca siempre está el típico gracioso que salta con eso de «eres una feminazi» con un tono burlón. Y es que estoy harta de decir que no porque sea mujer me gusta ir a comprar muebles con mi madre y mi suegra mientras «dejale a él que no venga, que los chicos no entienden». Ya vale, chicos, no os hartáis de que os llamen inútiles? Porque a mí me molestaría… igual que cuando se lamentan de que mi sobrina se suba a todos los bancos y enseñe sus bragas cuando lleva vestido. Solo faltaba que su forma de vestir limite su forma de jugar!!!!
Pero a lo que iba. Los juguetes. Regalemos igualdad. Cuesta un poco taparles los ojos a los peques cuando salen los anuncios en la tele, pero quiero pensar que nuestras acciones también les influyen. Por eso estoy tan contenta de que el día en que mi sobrina pidió una cocina a Olentzero, este mismo Olentzero regaló otra cocina al niño de mi amiga. Y este niño juega con coches igual que juega con una fregona en miniatura (que por cierto, un día me dijo que era su juguete preferido). Así que sabiendo que llegará el día en el que mi sobri quiera una Barbie y yo muy gustosamente se la regalaré (miraré a ver cual es menos mujer objeto de todas), ahora que todavía tiene la mente limpia, permitidme que le regale cosas no sexualizadas. Ya le ha caído un castillo-carpa para que sea el refugio de su imaginación, un juego de dibujar y unos legos. Aplaudo la cocina también, porque Olentzero se cuidó mucho que traerle una cocina en condiciones, no llena de florecillas rosas, que también las hay.
Aquí un ejemplo de un catálogo sexista (lo habitual todavía):
A continuación una serie de catálogos NO sexistas: