lunes, 29 de agosto de 2016

Arte permanente sobre la piel a base de tinta y dolor

Quiero compartir con vosotros un reportaje que hice con mucho gusto y que creo que encaja en este blog. Fue publicado en GARA.

Arte permanente sobre la piel a base de tinta y dolor

Echando la vista unos años atrás, hace algunos años no era habitual ver tatuajes en las calles. Solían llevarlos los cantantes famosos que salían en la tele, los marineros, quienes volvían de la mili, los presos... ahora, más en verano que aligeramos la ropa, no es difícil encontrárnoslos en todos los rincones. Hagan la prueba de contar cuanta gente tatuada ven, por ejemplo, mientras pasean tomándose un helado.

Hector Rey trabajando
Cada vez resulta más difícil encontrar gente que no tenga un tatuaje o que esté pensando en hacerse uno. Hace un par de décadas era un adorno corporal de escasa popularidad por el que optaba poca gente. «Macarrillas, marineros y legionarios. La mayoría eran unos elementos», tal y como apunta Hector Rey, tatuador del estudio Eki Tattoo Shop (Beasain y Donostia). Habla alguien con 20 años de experiencia y gran parte del cuerpo tatuado, que comenzó con una anarquía en la muñeca. «Me la hice con un portaminas y un motorcito. Para hacerme esta cosa me pinché acuarela, tempera, oleo, tinta Pelikan... hasta que alguien me dijo que probara con la Talence, que se usa en las artes gráficas», explica. ¿El último tatuaje? la caca de Arale en la pantorrilla.

Las cosas han cambiado y ahora tatuarse es más que habitual. «Va a llegar el momento en que vayamos a la playa y cuando veamos a alguien sin tatuajes digamos ‘hala tío, si así es como nacemos’», comenta. Con la socialización de los tatuajes también ha cambiado la forma en la que la gente opta por los diseños. Según el tatuador, antes el primer tatuaje solía ser algo pequeño, pero cada vez piden más diseños grandes como medios brazos o, incluso, espalda entera. 

Hasta llegar a este punto, el tatuaje ha sufrido siglos, milenios, de evolución. En palabras de Rey, el tatuaje existe desde la prehistoria. «Hay pueblos que casi no tienen contacto con la civilización actual, que siguen viviendo casi como en la época paleolítica, y mantienen sus tatuajes tradicionales», dice para comenzar a repasar la historia. Estos dibujos en la piel, antiguamente eran una manera de poner la categoría que tenían en la tribu. Por ejemplo, en Filipinas, los cazadores de cabezas cada vez que cortaban una se dibujaban un collar. Eso significaba que eran guerreros más fuerte. «El que resistía a un tatuaje no era como ahora. Si sobrevivías a muchos tatuajes quería decir que tenías mucha más resistencia a enfermedades y eras más fuerte».  

En las momias Europeas «los tatuajes están en las zonas donde tenían reuma», es decir, se supone que utilizaban hierbas medicinales que pinchaban donde había alguna dolencia y estas teñían la piel. Sin embargo, los tatuajes más antiguos los encontramos en las momias egipcias, de más de 2.000 años. «En esas se ve que el tatuaje es religioso y también decorativo, porque se amolda a la forma del cuerpo», explica.
Una manita de momia tatuada

Más adelante, en Europa estaban los bárbaros (todo lo que no era romano). «Los romanos dejaron escrito que Europa estaba llena de tribus tatuadas. Ellos acabaron con todo eso, según iban conquistando». El tatuaje vuelve aflorar gracias a los viajes del explorador James Cook a la Polinesia. «Empezaron a llegar tatuados, y así se puso de moda entre marineros y gente que viajaba».

Actualmente el tatuaje está muy diversificado, aunque como en todo, también en tatuajes hay tendencias. El tradicional americano, que es el que se hacía en los 50, se ha puesto de nuevo de moda. Este consiste en motivos relacionados con el mar, dibujados con linea gruesa y colores básicos. «Está evolucionado y ha surgido el neotradicional, que es coger un tema actual y  hacerlo con estética antigua», aclara Rey.

También están de moda el new school, que es el estilo grafitero plasmado en  la piel. Además, muchos tatuadores actuales vienen del mundo de las Bellas Artes. «Si no consiguen una salida con la pintura, hoy en día tienen una alternativa con el tatuaje», asegura. Por ello, muchos de los nuevos estilos son los que se usan en pintura como el puntillismo, el trash polka (realismo y recursos gráficos), la acuarela, lo geométrico... «La técnica es completamente diferente en el lienzo y la piel, pero el resultado es el mismo».Tra
Trash polka por Eki Tattoo Shop


Todavía discriminados
A pesar de que los tatuajes ya no son marginales, todavía quedan prejuicios. De hecho, la gente que tiene tatuajes a la vista puede tener problemas a la hora de encontrar un trabajo, sin embargo, «tener un tatuaje no te limita. Como mucho puede contar un poco de cómo es cada uno, nada más». Ante esa situación, Rey lo tiene claro: «si nos enteramos de que en unas empresas no cogen a gente con tatuajes y piercings, no vamos. Si ellos nos boicotean, nosotros a ellos también. Y va a llegar un momento en que seremos bastantes más de la mitad de la población, así que igual tendrían que ir adaptándose a los nuevos tiempos».

Dentro de esa «normalización» de los tatuajes, también han entrado las leyes. Hace diez años no se les consideraba un trabajo, pero comenzaron a haber tantos tatuadores que decidieron regularlos. El Estado español les obliga a usar ciertas tintas, mientras que en toda Europa se usan otras. «Detrás de esto hay intereses económicos. Si los otros usan en toda Europa y llevan 50 años, ¿no serán mejores que los que nos están obligando a utilizar y llevan en el mercado 10 años?», se pregunta el tatuador.

También es verdad que con internet el mundo del tatuaje se ha extendido mucho y hoy en día puede adquirirse un kit casero muy fácilmente. «Hay mucha gente que lo que quiere es tener una marca, un recuerdo, y la estética le da igual. Pero yo no lo recomiendo. Antes lo que sabías del tatuaje era boca a boca. Había mucho secretismo, la gente no compartía trucos, y hoy en día es todo lo contrario. Tienes mil tutoriales». Por esa razón, se dan casos como uno que cuenta: «El otro día vinieron unos chavales con las manos llenas de… mierda. Se habían comprado una maquina. Como los padres no les dejaban tatuarse, se habían tatuado entre los colegas para obligar a sus padres a dejarles hacerse un tapado bien hecho», cuenta. 
Técnica stick & poke que la gente imita en casa

También recuerda que le dijeron que en fiestas de Tolosa salió una carroza donde llevaban una máquina, comprada hacía una semana, e iban tatuando a quien quisiera. «La gente le ha perdido el respeto a marcarse», asegura consciente de que un tatuaje es para toda la vida. Para él, más que la estética de los diseños son pequeños recuerdos. «Cuando conozco a un tatuador y me cae bien me hace un detallito. Es una manera de acordarte de la gente. Te puedes ir olvidando de las cosas, pero los tatuajes son como las cicatrices. Te acuerdas de cómo te la has hecho. Yo veo tatuajes viejos y me acuerdo del momento en que vivía entonces», asegura. Tampoco recuerda a sus clientes, pero si ve su creación es capaz de acordarse de las conversaciones mantenidas durante el proceso. «Cada tatuaje debería ser personal y único. No me gusta eso de coger un dibujo de catálogo. Te cuentan la historia y entre el tatuador y el cliente se llega a un acuerdo, y si no se llega pues tal vez es que no es el tatuador apropiado. Somos un montón. Yo hago realismo y si me piden otras cosas pues tenemos compañeros que son mejores para eso», relata.
Realismo por Eki Tattoo Shop


Respecto a las dudas que pueda tener alguien, les plantea una situación: si te compras una ropa porque te gusta y alguien te dice que no le gusta, ¿dejarías de ponértela? «Siempre habrá gente a la que le guste y gente a la que no. Mucha gente no soporta esa carga. Tienes que tener bastante carácter para tatuarte», comenta.

Poder decidir qué tatuar
Como artistas, los tatuadores también se niegan a hacer ciertos trabajos. Cada vez más deciden no hacer piezas pequeñas. «Por ejemplo, el infinito que está tan de moda, para mí es un tatuaje comercial y es lo que no quiero hacer. Considero que esto no es como la ropa, que un día te la pones y al siguiente te la quitas. El tatuaje no debería ser una moda; las modas pasan pero los tatuajes los vas a seguir teniendo». 

También se niega a hacer tatuajes que no le gustan. Los clientes le dicen que no le tiene que importar porque quienes lo van a llevar van a ser ellos, pero él responde que quien lo va a hacer es él. Si alguien pregunta quién lo ha hecho será Hector quien quede mal.

Al margen de estas situaciones, los tatuadores están acostumbrados a hacer casi de todo. A estas alturas nada le sorprende a Rey. Una vez una chica quería representar la escena de la playa de la película “Agente 007 contra el Doctor No”, de la saga James Bond en la que una mujer sale del agua. «Quería un buceador saliendo de su vagina, y los labios eran corales. Pero no fue complicado. Es más complicado un pecho, que se va para todos los lados. Pieles curtidas, duras, son más difíciles de trabajar, pero donde no da el sol siempre es mejor», cuenta sin darle mayor importancia. 

Acuarela por Eki Tattoo Shop.





En otra ocasión una chica, menor de edad, le dijo que le tenía que hacer un tapado, pero no sabía de qué. Su madre le firmó el consentimiento y ella acudió con una amiga. Tenía una estrella en la ingle. Cuando comenzó a tatuarla la amiga preguntó, «¿Duele más que el cutter?». Así, le explicaron que habían visto en internet que se podía tatuar haciendo heridas con objetos punzantes y tinta Pelikan. «Nosotros eramos más bestias. Cogíamos el boli de punta fina y lo clavábamos, y así quedaba un punto para siempre», ríe. 

Como otra anécdota reciente, contó que un chico se mareó y pidió una ambulancia. «Es normal marearse porque vienen muy nerviosos y luego les baja la tensión», nada más. Pero el chico se asustó y finalmente se lo llevaron en ambulancia. También se mareó otro chico que al caer se partió las dos paletas. «Todavía estamos esperando a cobrar el seguro», termina.


Del circo a la política: personas populares por llevar al extremo sus adornos corporales

Hubo un tiempo en que las personas muy tatuadas, especialmente las mujeres, eran «bichos raros», espectáculos de circo. Así se hicieron famosas Nora Hildebrandt o Irene Woodward. Solían contar que habían sido secuestradas por los indios y obligadas a ser tatuadas cada día. En realidad se tatuaban inspiradas por Prince Constantine, un albanés de Grecia que trabajaba como «hombre tatuado» y tenía motivos dibujados hasta en su cara.
Prince Constantine
Siguiendo estas modificaciones extremas, merece la pena mencionar a Elizabeth Weinzirl, que comenzó a tatuarse a los 47 años porque a su marido le gustaba, y fue una de las primeras mujeres en tatuarse y exhibirse de manera recreacional. Con el tiempo se ganó el apodo de “la abuela tatuada”. A su vez, Isobel Varley obtuvo el Record Guinness a la persona senior más tatuada. Falleció en mayo del año pasado, y hasta entonces estuvo viajando de convención en convención. Era toda una celebridad por tener hasta su cabeza tatuada –con penes–, diseños que solía tapar a veces con una peluca rubia. Otro gran embajador de los tatuajes es Vladimir Franz, candidato a la presidencia de la República Checa en 2012 tras la obtención de 88.000 firmas en su favor. Se le conoció como “el candidato verde” y no por ser ecologista.
Isobel Varley

jueves, 25 de agosto de 2016

Osaba Samen lurraldean

«Cochino, marrano, cerdo americano», abesten genuen txikitan esanahia gehiegi ulertu gabe. Amerikano horiek estatubatuarrak dira. Haien hirietan genbiltzan duela astebete baino gutxiago eta esan beharra daukat… gu bai marranoak! Gure mendiak zaborrez josita daude, mukizapi bat hemen, zigarrokin bat han, eta horregatik pentsaezina iruditzen zitzaidan Yosemite bezalako parke erraldoi turistiko batean, «txomingeroz» josita dagoena, zaborrik ez ikustea. Badirudi naturarekiko guk baino errespetu handiagoa dutela yankiek. 
 
«Hanburgesa pila bat jango zenuen, ezta?». Ba bai, eta gainera M horia duen katearen jatetxeetan behin baino gehiagotan bazkaldu dut, eta zein ona zegoen dena! Edozein jatetxetan bezain onak, multinazionalaren hemengo lokaletan baino hobeak. Bilbon duela gutxi zabaldu zuten kafetegi garesti horretan ere gosaldu dut batzuetan, eta gauza bat esango dizuet: Osaba Samen herrialdean kafe hori ez da garestia. Ez behintzat beste kafetegietan baino garestiagoa. Eta kafea nolakoa da? Amerikanoa, noski. 

Yankiekiko aurreiritzi txar askorekin abiatu nintzen bidaian baina nahiko zapore onarekin itzuli naiz etxera. Oso jatorrak eta hiztunak dira, laguntzeko prest daude orokorrean eta, batzuek Euskal Herria non dagoen ere badakite. Aizu, «Bilbao» eta «izena gogoratzen ez dudan beste herri batean» izandako gizon batekin aritu ginen. Donostia zen «herri» hori. Euskararen egoerari buruz galdetu zigun ondoren eta bere emazteak ea Francoren ostean beste diktadore bat dagoen jakin nahi izan zuen. Senarrak demokrazia dagoela azaldu zion, eta guri irribarre erdi bat marraztu zitzaigun ahoan.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Escalando el Half Dome

He escalado el Half Dome. Mi "árbol" me dice que todavía no soy consciente de la hazaña que he hecho y yo le respondo que es culpa de ellos, los escaladores, que le quitan peso a todo –«inténtalo, tu puedes, es fácil»–.

Bueno, pues sí, lo conseguí. Subí pico emblemático de Yosemite por la ruta de escalada más fácil (¿y qué?), y ahora estoy súper contenta de haberlo intentado porque no sé si nunca más volveré a hace algo así, pero durante todo el camino fui mascullando, con cara de perros y cagandome en todo aquél que dijo que era fácil.

Durante el descenso le dije a mi "árbol" que escribiría sobre ello en mi blog para contar la verdad, para que nadie más vaya engañado. Aunque también debo decir que si hubiera sabido que me iba a costar tanto ni siquiera lo habría intentado.

Madrugamos mucho, nos levantamos como a las 4, y con toda la pereza del mundo y el estomago encogido desayunamos lo que teníamos a mano. Nos dirigimos hacia el Half Dome Village (antiguo Curry Village) y aparcamos en un aparcamiento que es especial para "hikers" o gente que va a practicar senderismo. Ojo porque por la noche no se puede aparcar, y pasan los Rangers… Nosotros aparcamos hacia las 5 y todavía era de noche, pasó un Ranger y no dijo nada. Supondría que nos estábamos preparando para salir.

Comenzamos a caminar por el Mist Trail y pensé «qué bien, ojalá sea todo el camino así» pero pronto empezaron las cuestas. Unas cuestas del infierno que no esperaba que habría. Me habían dicho que era una ruta preciosa y que aunque no llegara a escalar el Half Dome merecía la pena llegar hasta el final. La Mist Trail se dirige a las cascadas Vernal y Nevada Falls, hasta ahí precioso, pero ya está. En mi opinión, si no vas a escalar el Half Dome no merece la pena seguir. Lo sé, soy una cascarrabias.

Mi "árbol" me decía que si no subía la pared no pasaba nada, que ya habíamos hecho un recorrido «muy bonito» y yo insistía que si llegaba hasta la pared iba a subir por mis ovarios, que si no no merecía la pena.

Allí estaba yo subiendo cuestas todavía con legañas en los ojos y empezando a sudar cuando vemos un cartel: «última oportunidad para rellenar tu botella de agua» (o algo así). Estabamos junto a Vernal fall.

¿Qué puede ser peor que una cuesta? Pues las escaleras. A partir de ahí empezaba un trecho de escaleras, y bien gordas ellas. Pasamos un puentecito  muy mono, y luego una zona donde el río pasaba transparente y calmado, y seguimos, seguimos, seguimos… hasta llegar a Nevada falls.

Para entonces ya era de día y hasta cascaba el sol. Ahí dudamos un poquito porque según habíamos leído en los croquis, hay un "atajo" que sale del camino hacia la izquierda antes de llegar a esta cascada y que pasa entre dos pedruscos, pero no vimos ningún camino más allá de dos pequeños hitos que dirigían al bosque. En los croquis ponía que había otro camino más adelante, así que decidimos no arriesgarnos y tirar para adelante.

Así, junto a Nevada fall sigue el camino normal, por unas zetas arriba y arriba, hasta llegar a una casita que creo que eran baños pero no estoy segura. Ahí marcaba algo del recorrido de los cables del Half Dome (recordad que para subir por ahí hace falta un permiso que es bastante difícil de conseguir).


Bueno, pues seguiiiiimos y por fin llegamos a una señal donde marcaba un campamento. Y diréis, ¿por qué no durmisteis ahí? Pues porque hace falta el permiso wilderness, ósea que tienes que ser un mochilero. El problema de esto es que si plantas ahí la tienda, al día siguiente te la tienes que llevar a cuestas. Y no, no estábamos como para cargar con ella pared arriba.

Al llegar a esa señal se ve un hito grande, este sí, que marca un camino marcado a la izquierda. Estaba clarísimo que era por ahí. Nos adentramos en un bosque con unas piñas enormes. Nunca había visto piñas tan grandes. Y ya ahí empezaba a notarse el fresquito.

El último tramo es ya entre piedras, zonas bastante pulidas y con riesgo de caída (al menos para torpes como yo). Fui súper tensa en este momento, no esperábamos pasos de este tipo en la aproximación.

Al cabo de cinco horas y estar muertita llegamos al árbol desde donde empieza la vía Snake Dike. Me como un plátano y miro hacia arriba y decido que sí puedo hacerlo, que es fácil. Me pongo el casco y el plumas –hacía mucho viento que daba la sensación de frío por la altura–, y a asegurar.

Mi "árbol" subió fácil. O eso me pareció a mí. Empecé yo y al principio guay, pero al llegar al primer paso de adherencia que moría de miedo. Era granito pero algunas partes resbalaban. Llegué a un árbol de donde debía quitar una cinta y luego seguí y se me fueron los pies y me arrastré por todo el granito gritando. No caí nada apenas, estaba bien agarrada, pero mi miedo a dejarme los morros contra la pared no lo podía evitar. Me rompí el plumas y eso me dio mucha rabia.

En el siguiente largo la cuerda estaba hiper-rizada, así que mi "árbol" tuvo que volver a la reunión porque yo era incapaz de darle cuerda. Él quería bajar pero yo, tal vez más inconsciente, le propuse que nos ancláramos a la pared y soltáramos la cuerda para ponerla bien. Lo peor que nos podía pasar era que se nos cayera la cuerda y tuviera que venir alguien a buscarnos, pero no estaríamos en riesgo ni mucho menos. Así que eso hicimos, y conseguimos tirar para adelante.

Bueno, seguimos y ya parecía que se veían zonas donde agarrarse. La "snake", la culebra, hacía su aparición. Buenos agarres y buenos pies. Mi salvación, porque yo ya no podía más. Se suponía que lo difícil eran los dos primeros largos, pues para mí todo fue de la misma dificultad. Imaginad lo hecha polvo que estaba. 


Mi tarea era recoger los cacharros que había puesto mi "árbol" por el camino, pero yo subía y ahí no había nada de nada. Me confesó que, aunque creía que no se iba a caer, tenía miedo porque si se caía tenía unos 25 metros debajo. Vamos, que si te caes te matas.

Al final la pared se tumba. La vía no es en ningún momento vertical del todo, pero aún así es muy vertical para alguien que hace quintos como yo. En fin. Que al final se tumba, pero al ser todo tan liso y haberme caído antes en una zona así, sin agarraderos, me daba miedete y mi "árbol" decidió atarme por si acaso, como a los perros. Si me caigo nos caemos los dos, pero era como una seguridad para que yo fuera mejor. En realidad era muy difícil que me cayera.

Para ese punto ya iba parando cada 10 pasos. Mis piernas no respondías y tenía que tirar de brazos. Y aquella cuesta no terminaba nunca…

Llegamos arriba y dos chicos que habían subido por los cables nos aplaudieron. Eso me dio mucha vergüenza, pero también hizo sentirme bien porque me di cuenta de que lo había conseguido.

Nos quedamos un rato arriba curioseando y vuelta para abajo, que teníamos todo el camino de regreso. Bajamos por los cables y como daban miedo nos atamos a ellos con unas cintas, aprovechando que teníamos arnés. La gente subía súper fatigada, resbalandose por la piedra lavada, nos decían que la idea de los arneses era inteligente y preguntaban si quedaba mucho para la cima y si el descenso era más fácil. Sonreíamos, sin más. En realidad el descenso era peor. Así que, amichis, si vais por los cables recordad llevar arnés y cintas para ir más seguros.





Estabamos convencidos de que mucha gente tenía que haberse despeñado por ahí, pero sorprendentemente la mayoría de los muertos ha sido por rayos.

El caso es que llegamos abajo de los cables, guardamos el arnés, de pegamos un trago al agua y… fue la botella la que se despeñó. Nos esperaba un largo descenso sin agua y con sol. Bravo.

Con dolor de cabeza y los músculos flojos, medio riéndonos por la situación, medio lamentándonos, conseguimos llegar a la zona donde el agua del río estaba limpia. Sabemos que no se debe hacer, pero bebimos un poco. Solo para quitarnos la sed. Seguimos y nos encontramos con un señor con una garrafa de un galón con agua y hielos. Casi le pedimos que nos diera un poco, pero seguimos hasta la Vernal fall, donde hay una fuente. Bebimos como si no hubiera mañana y rellenamos una botella vacía que teníamos. Y creo que ya no volvimos a beber más de esa botella, pero yo la llevé como si fuera Gollum con su tessssoro.  

Llegamos al parking ya de noche. Compramos unos sandwiches y unas cervezas y nos fuimos al camping. Al día siguiente casi no podía ni andar de las agujetas y descubrí que me había quemado las piernas de rodilla para abajo. No me quemé más porque fui tapadita.

Conclusión: ahora que lo veo de lejos me río y creo que fue una experiencia increíble, y doy las gracias a mi "árbol" por ser tan tauro y haber insistido en que yo podía. Pero en el momento lo pasé muy mal. Una vez llegada a la cima el descenso lo hice mucho mejor de lo esperado. Merece la pena intentar escalar por la Snake Dike pero, ojo, no es tan fácil como lo pintan, ni el camino ni la escalada, al menos para una paquete como yo.

FIN

domingo, 21 de agosto de 2016

Resuelvo dudas: Costa Oeste USA

Hemos hecho un pedazo de viaje por la Costa Oeste de EEUU. Como en el momento de preparación del viaje a mi me fue de mucha ayuda la información que encontré por ahí, estoy dispuesta a ir aclarando las dudas que me planteéis. A ver si así os animáis a comentar :)

Anduvimos por:
-Los Angeles
-Joshua Tree
-Trozo de ruta 66
-Gran Cañón
-Page (cañon del antílope, horseshoe blend, Glen canyon dam)
-Monument valley
-Canyonlands e Indian creek
-Arches
-Red canyon y Bryce canyon
-Zion
-Las Vegas
-Death Valley
-Tuolumne Meadows y Yosemite Valley (incluyendo Camp 4 y ascenso al Half Dome por la Snake Dike)
-San Francisco
-Sequoia National Park

Cualquier pregunta, intentaré contestarla lo mejor posible y en el menor tiempo posible. Iré añadiendo la información en esta entrada misma.

-PASE ANUAL DE LOS PARQUES NACIONALES:
Cuando vas a un parque del Servicio de Parques Nacionales (NPS) les dices que quieres sacarte el pase y ya, no tiene más misterio. Yo me lo saqué en el Centro de Interpretación de Joshua Tree, que está antes de la garita donde te lo piden. Supongo que en la propia garita también se puede sacar.

Cuesta 80 dólares y, al ser anual, sirve para un año entero. Con él puede entrar un coche, siempre y cuando su "dueño" esté dentro –piden el DNI para comprobar la firma– y otros tres ocupantes. Osea, 4 personas en total. No entiendo por qué no es para 5 personas.

Teniendo en cuenta que la entrada a un parque cuesta entre 20 y 30 dólares por coche con 4 ocupantes, sale más que rentable incluso para los viajeros que van para una temporada siempre y cuando visiten cuatro o más parques nacionales.

Además, existe un foro donde los viajeros compran y venden los pases:
http://www.losviajeros.com/foros.php?t=175390

Eso es porque en cada pase hay espacio para dos firmas. Así, el primer viajero lo compra por 80 dólares y lo usa durante X tiempo, y a su regreso lo revende en el foro por la mitad de precio. El segundo viajero firma en el otro espacio reservado y ya puede disponer de él. Vamos, que por 40 dólares (35 euros) podemos visitar los parques nacionales que queramos durante las vacaciones.

Yo creo que esto está hecho así pensando en los propios estadounidenses. ¿Qué pasa si firma el padre de una familia y un día quiere ir a ver un parque la madre con los niños, pero el padre no puede ir? Pues así, al haber dos espacios, ambos podrían firmar y ser usuarios de l pase.

Hay que tener en cuenta que ni Monument Valley ni Antelope Canyon son parques nacionales, sino que pertenecen a los nativos americanos, así que no entran dentro del pase anual y hay que pagarlos aparte.






-HACE FALTA GPS?
Sí, sin duda. No sé qué hubiéramos hecho nosotros sin él. Llevamos instalada la app Navmii en el móvil y con el mapa de California, nuestro primer estado, descargado. Después, según vas teniendo wifi te los vas bajando los demás porque ocupan bastante. Si no tienes problemas de memoria lo ideal es tener todos los que vayas a necesitar desde el principio.

¿Por qué? Pues porque si pones como destino un sitio que está en otros estado no aparece. Y además, si cruzas la frontera de estado o si estás cerca el GPS deja de funcionar.

No todos los destinos en concreto están en los mapas. Me refiero a números de calles en concreto, pero más o menos te apañas poniendolos más o menos.

Es mejor poner en marcha la aplicación una vez estamos en la carretera, porque si estamos aparcados se vuelve un poco loca. Y a veces, además, le cuesta pillar la onda, pero igual que cualquier GPS.

Lo mejor, es gratis. Así que así os evitáis tener que comprar costosas actualizaciones para el GPS europeo o comprar un aparato allí.

Otro consejo, llevar el cargador del móvil para el mechero del coche. Esta app chupa mucha batería. En alguna ocasión se nos apagó el móvil en un momento crítico y no sabíamos ni a dónde ir.