La Isla de la Tortuga es una isla al noroeste de la actual Haití (llamada en tiempos de los piratas, junto al actual Santo Domingo, La Española). Es una pequeña isla de 220 km2 y fue la más importante y célebre base de los bucaneros franceses, sede de "La Cofradía de los Hermanos de la Costa"
Tan famosos son los castigos de los piratas como crueles. Uno de los peores era pasar a alguien por la quilla. Sobre la cubierta de la nave se ataba un cabo al prisionero por una de sus puntas. La otra punta del cabo era introducida en el agua y llevada al lado contrario por debajo del barco. Una vez esta punta estaba en cubierta, el prisionero era atado de nuevo con ella. Para evitar que el condenado tragara agua se introducía una porción de grasa por su boca. Cuando se ordenaba la ejecución, el reo era elevado por los pies y dejado caer al mar por un lado mientras un grupo de hombres tiraba del cabo por el lado contrario, arrastrando así al prisionero por debajo del casco del buque hasta que volvía a ser izado por la banda contraria. La operación se repetía tres veces. Además de la enorme angustia que suponía la asfixiante carrera, el castigo se agravaba con el hecho de ser arrastrado sobre el casco del barco completamente cubierto de moluscos y cabezas de clavo que cortaban el cuerpo del desgraciado.
Otro duro castigo era el maroon. Consistía en abandonar a alguien en un islote o isla desierta apartada de las rutas de navegación. Se le desembarcaba junto con un poco de agua, una arma de fuego, unas pocas balas y un poco de pólvora. El abandonado generalmente moría así o de hambre o de herida de bala o ahogado al subir la marea si se encontraba en un pequeño islote.
No se conoce quién dio nombre a "La Cofradía de los Hermanos de la Costa" ni tampoco quién la fundó. Lo único que se sabe es que empezó a existir después de que fueran expulsados los bucaneros de La Española en 1620. Como toda sociedad, tenía sus leyes, pero no eran leyes escritas. Era más bien un acuerdo general al que todos se sometían precisamente para proteger su libertad individual. Estaban ligados únicamente por la conciencia de su hermandad. No había ni jueces ni tribunales, únicamente una asamblea formada por los más viejos filibusteros. Las principales normas eran cuatro:
-Se prohibía todo prejucio de patria o de religión
-Quedaba prohibida la propiedad individual. Esto se refería a la propiedad de tierra en la isla.
-La Cofradía no podía inmiscuirse en la libertad personal de cada uno. Las cuestiones individuales se resolvían personalmente. No se obligaba a nadie a partir en una expedición pirata. Se podía abandonar la Hermandad en cualquier momento.
-No se admitían mujeres blancas libres en la isla. La prohibición se refería exclusivamente a éstas y se adoptó para evitar riñas, discusiones y odios. Sólo podían vivir en la isla las mujeres negras y las esclavas.
Todos los "hermanos" eran iguales entre sí e incluso disponían de una "Tabla de Indemnizaciones" para compensar a quienes resultaban lisiados. Era tal la fraternidad existente entre los hermanos de la costa que, antes de entrar en combate, cada bucanero se conjuraba con un compañero y en el caso de que uno resultase muerto en la lucha, el otro se convertía en su "heredero".
Los piratas no enterraban sus tesoros. Arriesgaban el pellejo para conseguir el botín y se guardaban mucho de dejarlo enterrado en algún lugar donde cualquiera lo podría encontrar. Normalmente dilapidaban sus ganancias en el menor tiempo posible o hasta que pudieran emprender una nueva expedición. Antes de zarpar quedaba fijado cual sería la parte proporcional del botín que correspondería a cada uno, siempre en función de su rango en la expedición. Quedaba claramente establecido que, una vez conseguido, el botín sería puesto en común para proceder al reparto. Se estipulaban duros castigos para aquellos que osaban quedarse alguna parte para sí y eran descubiertos. También se preveían premios para el primero en avistar una presa o el primero en pisar el barco abordado. Normalmente, el premio era la posibilidad de elegir una pieza del botín. Las pistolas eran la pieza más codiciada por su valor en combate ( Barbanegra portaba ocho de ellas en combate, bien cebadas y colocadas en sendas cartucheras cruzadas sobre su pecho).
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