martes, 27 de noviembre de 2018

Soltera codiciada

Estamos hartas de ver películas románticas. Y digo hartas en el sentido de que hay un montón, no que yo, personalmente, esté hasta el higo de verlas. Porque os confesaré una cosa: mi Árbol y yo tenemos pelis/series para ver juntos y separados, y este tipo de comedias románticas son las que elijo generalmente cuando estoy sola. Terminan bien, no requieren de demasiada atención y no te plantean ningún tema demasiado existencial. Ok. Con esa intención elegí "Soltera codiciada".

Vale, pues nada que ver. ¿Es una comedia? sí. ¿Es romántica? en cierto modo. ¿Una comedia romántica? no way.

Realmente creo que la efectividad de un argumento tan simple consiste justamente en eso, en su simplicidad, en que cuenta algo tan real que te hace conectar. No sé si era porque cuando la vi tenía la regla o qué, pero empalicé con la protagonista muchísimo y reí y lloré a partes iguales, le llamé "tonta" muchas veces, como seguro hace su Pepito Grillo interior cada vez que mete la pata hasta el cuello. Y celebré sus triunfos sintiendome una más de su grupo de amigas.

Esta película, cuyo tema central se podría decir que es la superación de un amor perdido, habla de mucho más: es una película feminista que impulsa la superación de la mujer como individuo, sin la necesidad de nadie más. O en todo caso de otras mujeres… la sororidad.

Intentaré no hacheros un spoiler contandoos que la protagonista es una mujer de Lima que lleva 6 años con su pareja, quien se ha marchado a Madrid para prosperar profesionalmente. Y estando allí él lo manda todo a la mierda. Y ella se siente como todas nos hemos sentido alguna vez: vacía. Tiene una edad extraña y la sensación de no ser nada sin él. Pero la chica no es tonta para nada y empieza a quererse a sí misma y a abrir los ojos y a ser feliz. En la trama entra su mejor amiga, una mujer que vuelca su felicidad en su éxito profesional, un amigo heterosexual que es un gran apoyo (subrayan su orientación sexual para que quede claro que mujeres y hombres heteros pueden ser amigos sin que haya nada más) y una nueva compañera de piso que encaja en el grupo de amigos perfectamente, pero que tras un carácter súper alegre también esconde sus traumas. Se le suma el ex, que aparece en pensamientos más veces de lo que deseamos, y un jefe asqueroso.

Como las películas románticas, termina bien, no requiere demasiada atención pero al terminar sí que te hace reflexionar. O más bien yo fui reflexionando durante toda la cinta y a cada paso que la protagonista daba me veía a mi misma en el pasado. Me quedo con una frase que dice al final (aproximadamente): 

A todas nos han enseñado que somos princesas, pero también somos hadas madrinas cuando tenemos que ayudar a una amiga, genios de la lámpara cuando ocupamos demasiadas cosas a la vez, y el príncipe azul, porque toda princesa que se precie se salva a sí misma.

No hay comentarios: