Es indignante que pida un helado de avellana en euskera en la gelateria del Boulevard donostiarra, y la chica me ponga cara de "hablame en cristiano". Eso si, seguro que se lo pido en ruso y me entiende perfectamente. Que hablen ingles y frances me parece muy bien, por la cantidad de extranjeros que atrae la cuidad cada año, pero creo que el euskera debería ser obligatorio aunque solo sea un trabajo de verano.
Así ofrecen un mejor trato a los de fuera que a los de aqui, que se nos deniegan todo tipo de derechos lingüisticos. Porque el helado de avellana de esa heladeria es el mejor que he probado, que si no me iba a otra pero de cabeza!
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