jueves, 10 de enero de 2013

Plumillas y sus cosillas

Cuantos más periodistas conozco más tópicos de nuestra profesión salen a relucir.

-La relación entre los periodistas y los fotógrafos es de amor odio. Nosotros los necesitamos a ellos para ilustrar nuestros textos, y ellos nos necesitan a nosotros para decir con palabras lo que no pueden decir con la imagen. Pero al final los dos creemos que nuestro trabajo es el más importante de los dos, y terminamos enfadados, porque no han fotografiado lo que necesitamos nosotros y porque no tratamos con respeto sus fotos ellos. Nos llaman plumillas, y nosotros a ellos foteros.

-Son muy divertidas las presentaciones de exposiciones. Muchas veces los convocantes, especialmente si son nuevos cara al publico, no saben qué decir sobre su trabajo y terminan soltando «no sé, lo mejor es que me preguntéis vosotros». ¿Qué quieres que te pregunte ni no sé ni lo que haces, cariño? así que improvisas: «¿Qué trayectoria tienes?, ¿cuál tu próximo proyecto?» y demás clichés.


-Empieza a responder y sacas la grabadora. «Ay, no me grabes, que me da vergüenza…», y ahí estamos de pie, en medio de una sala con cuadros colgando escribiendo a velocidad de la luz cosas que después no podremos entender. «Vamos a ver, o me dejas grabarte o hablas más despacio, porque de momento memoria de elefante no tengo». Y así, hay alguno que te deja grabarle, y entonces se repite la situación, solo que esta vez te las apañas para sostener la grabadora entre los dedos meñique y anular de la mano que sostiene el cuaderno. ¿Por qué a nadie se le ocurre sostener la grabadora?

-Llega el momento del fotero. El convocante posa. «Ay, me da vergüenza… espera, que cojo este cuadro». Y el resultado es una cara seria forzada escondida detrás de un cuadro desenfocado.

-Y ya estamos al final pero no podemos irnos sin que suelten la frase más repetida: «¿Esto cuándo sale?».

No hay comentarios: