martes, 3 de abril de 2018

El post de las uñas. ¡Soy exonicofaga!

Este tema puede ser un poco random con lo que vengo escribiendo últimamente pero como ex onicofaga que soy es un tema recurrente en mi día a día, y creo que lucha por tener unas uñas bonitas podría ayudar a otra gente.

En primer lugar, tengo que contar que yo me he comido las uñas desde los 4 años hasta los 24. Osea, 20 años de tortura heredada de mi tío. De mi madre heredé el arrancarme la piel de los dedos, lo cual me parece un vicio más feo aún que trato de combatir, pero desde que dejé de comerme las uñas me masacro más los dedos. Ya no sé ni qué hacer.

Pero bueno, el tema aquí son las uñas. Mi padre solía darme manotazos cuando me llevaba la mano a la boca, y lo único que conseguía era que me arrancara un trozo de uña en plan mal o dejarme a medias creandome aún más ansiedad, así que cuando no me miraba no me comía solo esa uña sino todas las demás.

Después, ya más mayor y por voluntad propia intenté dejar de mordermelas con un líquidos desees que saben amargo. Lo que pasaba era que sí, era asqueroso, pero no solo las uñas sino todo lo que tocaba con las manos. Si me echaba vaselina, los labios me sabían mal. Si comía un bocadillo… pues eso. Y total, que al final me acostumbré al sabor y terminaba comiendome las uñas igual porque por muy mal sabor que tuvieran ya era un sabor normal para mi y no me "despertaba". Es decir, se supone que este sabor es para decirte "hey chavala, que te estás mordiendo las uñas" y tu, al darte cuenta, dejes de hacerlo por voluntad propia. Porque muchas veces nos comemos las uñas sin querer, sin darnos cuenta, cuando estamos nerviosas o aburridas, es una forma de desestresarse. Así que no lo hacemos por molestar a nadie ni para ponernos feas las manos. Ya sabemos que son fea, no nos lo repitáis constantemente.

Luego decidí probar a pintarmelas, pues aunque no tuviera mucha uña me apetecía llevar color. Y me di cuenta de que así me entretenía en quitarme el esmalte antes de morder la uña. Algo es algo.

Pero la solución final fue mi amiga y sus manos bonitas. Ella era onicofaga también. De hecho, hoy en día tiene arrebatos y se las come y luego se arrepiente muchísimo, pero bueno, ella no se come las pieles así que aun con las uñas cortas sigue teniendo unas manos bonitas. La cuestión es que esta amiga se fue de Erasmus, y cuando volvió tenía las uñas largas. No sé cuál fue su truco, pero el mío fue verla a ella. Si ella puede yo también. Fue mi inspiración.

Y así cada vez que miraba mis uñas con deseo me venía a la mente las suyas y se me pasaba. Pero me di cuenta de que las esquinitas que empezaban a sobresalir me resultaban demasiado atractivas, así que terminé por meter una lima en el bolso y en cuanto quería morder, limaba a tope. Seguía teniendo las uñas cortas pero me estaba quitando el hábito de morderlas.

Y hasta hoy. Sigo llevando una lima siempre, y me ha pasado que si se me olvida entro corriendo en una droguería a por una nueva. Porque resulta que aunque ya no las muerda, sigo llevandomelas a la boca, y juego mucho con ellas. Sumado a que 20 años de onicofagia las han debilitado, a la mínima se me rajan. Y claro, yo no puedo ir por ahí con una uña a medias. Ni con una uña corta y las demás largas. Así que limo y listo, mejor cortas y bien que largas y mal.

En cualquier caso yo no las llevo nunca demasiado largas porque se me hacen incómodas y, como he dicho, porque se me rompen, pero si alcanzo cierta longitud me gusta hacermelas semipermanentes porque me las refuerza y me quedan bonitas sin hacerles nada, y además al verlas así como que se me frena un poco el impulso de comerle las pieles.

Normalmente antes de tirar de dientes, suelo hurgar con las uñas hasta levantar la piel. Si llevo las uñas semipermanete me cuesta más, yo creo que porque quedan más gorditas, brillante-resvalosas y con la punta sellada. Además como me echan aceites en las cutículas y cosas, la piel queda más suave y no siento tantas ganas de quitar piel muerta. Al final lo que suelo arrancarme son los callos, hechos a base de arrancar la piel durante años. Así que supongo que la solución final será encontrar una crema de manos que hidrate sin engrasar y no despegarme de ella.

En cuanto a mi último descubrimiento, os tengo que hablar de los esmaltes de gel que puedes hacer en casa. En mi caso tengo el kit de Gel Touch, que tiene una lampara led pequeña, unas toallitas limpiadoras y el top coat.  También tengo de esos top coat efecto gel que no necesitan lampara, que se secan con la luz natural, y también me gustan solo que tardan más en secar y aunque parezca que ya los puedes total, si te rozas con algo antes de que esté seco de verdad termina estropeandose. Así que por ejemplo, nada de ducharse con estas uñas recién hechas. En cambio con las de lampara puedes hacerlo en el momento.

Ambos top coat me gustan porque funcionan sobre cualquier pintauñas normal, y además, que al no ser profesionales –vamos, que no me las hago igual de bien– pues no me duran tanto pero tampoco se pegan a la uña la vida y media, sino que puedes arrancarlas en plan peel off. No, no es una bestialidad, de hecho recomiendan hacerlo así.

Los top coat de lampara quedan pegajosos después de secarse, y para eso son las toallitas, que básicamente son alcohol. Así que os digo que yo me suelo limpiar con un algodón mojado en colonia, tal cual, y se me quedan perfectas. Seguro que compraré más esmaltes de este estilo ya que parece que se han democratizado porque no suelo tener tiempo de ir a hacerme las uñas, y los esmaltes normales no me duran nada. Creo que así les sacaré más uso a los que tengo de colores.

Por cierto, la última vez que fui a hacerme las uñas me las masacraron. Me las limaron antes del esmalte muchísimo. Lo normal es quitar el brillo con un pulidor suave para que se adhiera bien el esmalte, pero es que ella lo hizo con una lima de grano gordo, que me estaba dando dentera y todo y sentía cómo me estaba dejando la uña súper fina. Para colmo, no me selló bien las esquinas y me duraron muy poquito, así que me quedé con una uña hiperfina que me dolía y todo tocarla. Esa fue la razón por la que compré el pintauñas de gel, para hacermelo yo en casa cuando quisiera a lo largo de estos dos meses en los que por fin vuelvo a tener mi uña normal. Este tipo de esmalte me hace sentir la uña más protegida y fuerte, y como me lo hago yo pues no me la daño más.

También he estado usando endurecedor, crema de manos hidratante de uñas, aceite de uñas, y he tomado cápsulas de levadura de cerveza. Con todo ello he conseguido que los estragos de esa "profesional" no sean tan duros. Eso me pasa por ir donde desconocidas…

En fin, eso es todo. Si vosotras también os masacráis los dedos dejad vuestros consejos por fis, y si sois onicofagas pues espero ayudaros a dejar ese hábito y tener, por lo menos, unas uñas funcionales. Porque. ¡qué gusto da rascarse la espalda con las uñas!

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