lunes, 4 de mayo de 2015

He estado en la guerra en sueños

He tenido un sueño espantoso. La peor pesadilla de mi vida.

Estaba en una ciudad que no conocía y tenía que cubrir un evento, así que allá iba yo con mi cuaderno a un edificio que parecía un cubo de cristal. Al poco se oyó un estallido y la gente empezó a ponerse nerviosa. Después vimos cómo pasaban aviones de guerra sobre nosotros que dejaban caer bombas en los edificios cercanos. Al final la gente empezó a gritar porque un avión se había posado (posado, sí) sobre nuestro edificio. No sabíamos a dónde ir, no había tiempo de correr a ningún lado. El avión soltó una bomba y mientras se acercaba vi a mi árbol. Corrí hacia él, nos acurrucamos en el suelo y nos tapamos la cabeza con una almohada (??) para protegernos. Cuando todo pasó nos preguntamos si estábamos bien. Él tenía una pierna rota con el hueso fuera, pero estaba consciente, podía moverse.

Al rededor había muertos, gente enterrada entre los escombros, gente llorando y gritando, buscando a sus seres queridos. Comentaban que estaban intentando matar gente porque habían atacado a los lugares de encuentro. Nosotros estábamos en una especie de feria, habían atacado el colegio, la iglesia en hora de misa y varias fábricas. Pensamos que si nos quedábamos ahí y veían que había gente viva volverían a bombardearnos, así que mi árbol y yo decidimos salir. Él agarrandome del hombro, cojeando. Ibamos un poco perdidos por la calle, vacía, hasta que de repente apareció un grupo de soldados. El jefe dijo al resto que nos apuntaran con su fusil. A nosotros nos dijo que si conseguíamos llegar hasta X punto en 10 segundos nos perdonaría la vida.

Yo podría haber llegado pero mi árbol, en su estado, no. Si le hubiera ayudado no habríamos llegado ninguno de los dos y nos habrían matado allí mismo. mi árbol me decía que corriera, que ni se me ocurriera quedarme, pero yo no podía irme y dejarle ahí, así que me abracé a él. El soldado jefe estaba haciendo una cuenta atrás del tiempo que nos quedaba para llegar a ese punto, sabiendo que no nos moveríamos, haciendo agónico el momento de espera de la bala. Yo estaba llorando, temblaba y justo antes de que dijera «cero» le dije a mi árbol que le quería.

El jefe pidió a los demás que bajaran las armas y nos llevaran a un bunquer. No entendíamos nada. Nos informó que estaban exterminando a la raza humana, que no querían egoístas ni malas personas y que solo se quedarían con los valientes de corazón puro (o algo así). Nosotros, al parecer, nos habíamos ganado seguir viviendo porque mi árbol me pidió que me fuera y yo decidí quedarme.

De camino al bunquer fui viendo niños muertos, apenas bebes. Una vez dentro solo había gente joven. Deducí que mataban a los niños porque aunque fueran inocentes, no podían asegurar que sean buenos en el futuro. Su plan era mantener a gente joven que pueda engendrar nuevos niños que serán educados para que sean buenos y sumisos. Por un momento nos tranquilizamos, relativamente, después del momento de tensión que acabábamos de vivir. Uno que había en el bunquer era médico y le curó la pierna a mi árbol.

De repense el jefe de los soldados entró rápidamente al bunquer. Fuera se oían tríos y gritos. Había llegado ayuda y estaban peleando con los malos. Al rato todos estaban capturados y solo quedaba el jefe. Tuvo una idea: se cambió de ropa con un chico y le mandó salir, arriesgandole a que le dispararan. Pero salió tan muerto de miedo que se dieron cuenta de que no podía ser el jefe.

Así, el plan era que saliéramos todos juntos del bunquer para que quienes vinieron a salvarnos no supieran quién era el malo. Para evitar que le delatáramos debía coger a un "rehén". Me eligió a mí. Se puso detrás mío y me apuntó con una pistola en la espalda, a la altura del corazón. Si alguien decía algo dispararía. Así que nadie quería decir nada, nadie quería ser culpable de mi muerte.

Miré fijamente a mi árbol para que fuera él quien hiciera algún gesto a los buenos, pero sabía por su mirada que no iba a arriesgarse, así que tenía que hacerlo yo. Y lo siguiente pasó todo a la vez: dije «es este» moviendome rápidamente para la derecha mientras veía la cara de frustración de mi árbol. El malo disparó y caí al suelo y cuando iba a rematarme los buenos lo mataron. Al moverme en el último momento evité que la bala alcanzara el corazón o la columna y me atravesó el omoplato sin ni siquiera rozar el pulmón.

Y lo siguiente que recuerdo es que me decían que me había salvado y poco más.

Me he despertado llorando, respirando rápido, en tensión y con una sensación muy mala en el cuerpo. No sé si esto es fruto de todas las cosas horribles que pasan en este mundo, de que veo demasiadas pelis o de que tengo una imaginación muy potente. O igual esto pasó de verdad y es un recuerdo de una vida pasada, yo que sé! Pero no quiero volver a soñar nada así, lo he pasado muy mal.

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