jueves, 8 de marzo de 2012

La vez que fui señora (a todas las mujeres)

Para comprar un billete de avión por internet hace falta poner tus datos personales, obviamente. Pero además, las mujeres debemos especificar nuestro estado civil, incluso antes que el nombre.

Para los hombres solo existe la opción "señor" sin importar si está casado o soltero. En cambio, las mujeres tenemos las opciones "señora" si estamos casadas o "señorita" si no lo estamos. La verdad es que no había pensado en esta diferencia demasiado, pues siempre he relacionado "señora" con una mujer mayor y "señorita" con una joven. Recuerdo el día en el que una mujer me gritó porque la llamé señora, claramente indignada porque la había llamado vieja discretamente. Qué me decís de los grupos de "señoras que…", como si todas las que hicieran esas cosas tan graciosas estuvieran casadas.

Pero la semana pasada vi como una mujer entrada en años coqueteaba con un hombre en el autobús. No estuve muy atenta a su palabrería hasta que él la llamó "señora" y ella recalcó parpadeando y con una sonrisa en la boca, «se-ño-ri-ta». Me pareció tan patético que una simple palabra pudiera decir tanto de nosotras y nada de ellos que me niego a decir que soy señorita. A partir de ahora soy señora.

Agrego esta a la lista de costumbres sexistas absurdas como la de que el primer apellido de los hijos sea siempre el del hombre sin discutirlo y sin valorar las razones. ¿Por qué? pues porque mi primer apellido (el de mi padre, sea dicho de paso) es muy poco común y valoraría que por ello mi pareja consideraría asegurar su continuidad y no diera por hecho que el suyo va antes porque es hombre, aunque finalmente así lo decidamos.

Tampoco apoyo el hecho de que se asuma que la baja por paternidad debe ser utilizada exclusivamente por la mujer. Hay casos en los que la madre, voluntariamente, querrá utilizar la baja completa ella sola, pero habrá otros casos en los que quiera desconectar o incluso en los que desee volver a su puesto de trabajo para no jugárselo. Es un hecho que aún hoy muchas mujeres son despedidas al conocerse su estado, mientras que nunca despiden a un hombre porque vaya a ser padre. Al margen de las complicaciones, una mujer puede trabajar tranquilamente por lo menos durante los dos primeros trimestres de gestación, por lo que la baja solo cubriría los tres últimos meses. El mismo tiempo que los padres podrían hacerse cargo del niño tras el parto, o por lo menos podrían dividir la baja para que el jefe no pueda negarse a contratar a mujeres en edad de tener hijos, ya que si lo hiciera también debería negarse a contratar hombres en edad de tener hijos.

Quien me diga que la leche materna es lo mejor para el bebe y que una mujer que se va a trabajar dejando a sus hijos en casa es una mala madre, le argumentaré que existen sacaleches con los que el padre, esa otra persona igualmente importante en la vida de un niño, puede alimentarlo.

Digo todo esto el día de la mujer. Un día que me recuerda que no tenemos igualdad, porque si la hubiera no debería celebrarse, a no ser que celebráramos también el día del hombre. También lo digo el día en que la mujer de mi vida, mi madre, cumple años. Si llegara a ser la mitad de lo fuerte que es ella estaría satisfecha.

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